Bazkazane 2007 (NB) |
La Cruz después de la estela
La estela discoidal
desaparece prácticamente de los cementerios de la Euskal Herria peninsular a
partir del siglo XVI, excepto en algunas localidades fronterizas de este lado
de los Pirineos, influidas, sin duda, por las costumbres del otro lado de la muga.
En la parte norte del País, Iparralde, a partir de esa fecha y
especialmente en los siglos XVII y XVIII, este monumento funerario alcanzará
una proliferación de miles de ejemplares, algo totalmente sorprendente y sin comparación
con otros lugares de Europa.
En paralelo a esta
extraordinaria producción, aparece durante el siglo XVII, y en los mismos lugares, una
variante de la forma discoidal que coexiste con ella durante esos dos
siglos, y que indica ya la futura evolución del empleo de los monumentos funerarios: la
cruz de piedra grabada. De hecho, aunque durante estos dos siglos su proporción
frente a la estela redonda no superará el 10%, acabará mandando en el siglo XIX
a las discoidales a los rincones de los cementerios, cuando estos se llenan de lápidas y panteones presididos por una cruz lisa de mármol.
En estas variantes
primerizas, estela-cruz, se seguirá utilizando la misma piedra, las mismas
dimensiones, el mismo pie enterrado en la tierra, algunos símbolos similares en sus grabados y, probablemente, los mismos canteros que las estelas tradicionales. Lo que no podrán sustituir nunca será el verdadero sentido misterioso y trascendente de las hilarriak (piedras de los muertos) y de sus signos grabados desde siglos atrás en función de su forma circular, que no dejarán de recordar su origen pagano. Seguramente en esta sustitución progresiva influyó el fuerte
resurgimiento del catolicismo en Francia y su implantación forzosa tras el
largo período del protestantismo en la región, y la irrupción de la escritura
en las lápidas funerarias, facilitada en gran manera por las formas rectas de la cruz en lugar de las curvas de la estela discoidal.
Transición 1. La forma
Estos intentos de imposición de la cruz sobre la forma tradicional de la estela dieron lugar a diversas variantes alejadas de la uniformidad, porque en este caso no existía una tradición secular del uso de la cruz en los enterramientos como la hubo con la estela discoidal desde antes de nuestra era. Así podemos ver desde formas circulares con los brazos de la cruz saliendo del círculo a cruces sencillas, cruces con protuberancias decorativas por todos los lados, cruces de pies divergentes y hasta cruces con amplios faldamentos ondulados. Ninguna de estas variantes prevaleció en el tiempo y al llegar el siglo XX dejaron paso a las cruces rectas de mármol a la cabeza de las lápidas y panteones.
Transición 3. Los motivos decorativos
Santa-Grazi (Z). "Ritos funerarios en Vasconia" (Etniker) |
Estos intentos de imposición de la cruz sobre la forma tradicional de la estela dieron lugar a diversas variantes alejadas de la uniformidad, porque en este caso no existía una tradición secular del uso de la cruz en los enterramientos como la hubo con la estela discoidal desde antes de nuestra era. Así podemos ver desde formas circulares con los brazos de la cruz saliendo del círculo a cruces sencillas, cruces con protuberancias decorativas por todos los lados, cruces de pies divergentes y hasta cruces con amplios faldamentos ondulados. Ninguna de estas variantes prevaleció en el tiempo y al llegar el siglo XX dejaron paso a las cruces rectas de mármol a la cabeza de las lápidas y panteones.
La forma de la cruz
condiciona los motivos decorativos. Como queriendo indicar que la nueva piedra
funeraria es simplemente un nuevo soporte que sustituye a la estela discoidal,
el cantero graba nuevas cruces dentro de la cruz y sigue utilizando los
símbolos tradicionales de las estelas que las rodean: hexapétalas, lauburus,
círculos de radios rectos y curvos, motivos vegetales y elementos decorativos geométricos
rellenan el espacio en trabajos de talla cada vez más refinada, no faltando las protuberancias o semiesferas en el canto y, en las más modernas, las custodias y los corazones. Salvo raras
excepciones desaparecen de la iconografía las representaciones de la figura humana, los animales y los utensilios de los oficios. Todo indica que la razón
de ser y la misteriosa simbología de las viejas estelas discoidales ha pasado a
la historia y que se tiende a presidir los nuevos enterramientos con monumentos
más artísticos que simbólicos y con la fecha y el nombre de los finados.
Altzabeheti (Z) |
Transición 4. Nombres y fechas
Indudablemente uno de
los factores que contribuyó a la utilización de estas cruces de piedra fue su
predisposición para facilitar a los canteros las inscripciones de nombres y
fechas. Para ello aprovecharon los dos brazos de la cruz en toda su extensión encabezando
muchas veces el texto con el monograma IHS. Se siguió usando la misma grafía
que en las estelas discoidales.
Estas fechas y nombres esculpidos nos han dado a conocer la datación de estas monumentos funerarios, cosa difícil de discernir muchas veces en las estelas discoidales, y a saber los nombres y apellidos de la gente de aquel tiempo, la mayoría de ellos euskaldunes.
En las cruces de piedra, así como en las estelas discoidales, el deterioro producido por siglos de intemperie es evidente. Las roturas debidas a los cambios de temperatura, la erosión causada por los agentes atmosféricos, la incrustación de hongos, musgos y líquenes hacen que sus grabados sean, muchas veces, indescifrables a simple vista o incluso a través de la fotografía. Buscar la hora adecuada para que el sol resalte el relieve, utilizar papel de calco o incluso un trozo de greda para destacar los dibujos, mirar a través de una lupa o, lo que es lo mismo, estudiar la fotografía en la pantalla del ordenador, son recursos que se emplean para interpretar los textos y visualizar símbolos que de otra forma pasarían desapercibidos.
A continuación se incluyen varios ejemplos de cruces de difícil visión, pero de evidente interés y belleza, coloreadas con el fin de que se vea de forma clara el dibujo de sus grabados.