Necrópolis de Argiñeta. Bizkaia (2007). P. Zarrabeitia
La mayoría de los expertos consideran a la estela
discoidal como un monumento funerario, asociado a ritos ancestrales desde antes
de nuestra Era, pero no consiguen ponerse de acuerdo a la hora de interpretar
su forma, para la que existen diversas teorías. Unos consideran que este tipo
de estela fue creado como representación del disco solar o lunar, símbolo de
una de las creencias más antiguas de la humanidad, como es la influencia del
sol, la luna y otras manifestaciones astrales en la vida de la naturaleza y del
hombre sobre la tierra, con el fin de que le siga alumbrando y protegiendo en
la otra vida. Otros ven la estela, especialmente aquellas dotadas de cuello y
hombros, como una identificación estilizada de la figura humana, que pudiera
representar la imagen del cuerpo enterrado a sus pies, buscando que su espíritu
no se pierda en las tinieblas del más allá y que sea honrado y recordado.
Finalmente, otros piensan que la estela discoidal fue creada como un diseño o
forma geométrica perfecta y estética, fácilmente reproducible y duradera, que
sirviese como localización del lugar de enterramiento y recuerdo del difunto.
Con toda probabilidad, la mayoría de las estelas en su
origen participan de alguna o incluso de las tres interpretaciones,
especialmente si tenemos en cuenta no sólo su forma sino su contenido. Así
podemos encontrar estelas de silueta antropomorfa, con dibujos de clara
inspiración solar y un diseño pleno de armonía y belleza.
La aparición de
las estelas discoidales vascas más antiguas coincide con la época más confusa y
desconocida de la zona que hoy ocupa Euskal Herria. Una población autóctona, en
el cruce de las civilizaciones más importantes de aquellos tiempos: celtas por
el norte y el oeste, iberos por el sur y el este y finalmente romanos por todas
partes, hacen que los siglos anteriores a nuestra Era conviertan a nuestras
estelas en jeroglíficos de difícil solución. Parece del todo imposible asegurar
cuáles de los símbolos astrales de aquellos primeros monumentos eran de
creación indígena o cuáles de influencia celta, ibérica o romana. De todas
formas, parece ser que el intercambio con el mundo celta fue más notable, si
tenemos en cuenta la importancia y similitud de las estelas del norte y oeste
de la Península.
De esa época es
el conocido Ídolo Mikeldi procedente del centro de Bizkaia, un claro
exponente de la influencia celta, emparentado con los toros y verracos de la
meseta peninsular. Es sorprendente la aportación indígena de un gran disco
solar entre sus patas, que no se da en ninguna otra de las esculturas similares. En la descripción que
se hace del descubrimiento en 1864, según folleto del Museo Vasco de Bilbao, se
habla de unas inscripciones indescifrables en el disco y de una espiga debajo
de él para sujetar la pieza al suelo. ¿Estamos ante el primer intento de
creación de una estela discoidal, o era ya el disco de piedra un monumento
funerario propio de aquellas poblaciones y su aportación al gran ídolo venido
de fuera?.
Para apoyar la
teoría antropomorfa, es interesante constatar que las representaciones humanas
de esa época, grabadas sobre piedra, lucían una cabeza totalmente circular, con
siluetas similares a las de una estela discoidal, como podemos ver en las
estelas tabulares de influencia romana de Iruña-Veleia y Kanpezu.
En cambio, leyendas de Zuberoa atribuyen el origen de
las estelas a sus antepasados, que construyeron estas piedras redondas como
pequeñas lunas de piedra, para conseguir que las almas de los difuntos no
volasen hacia el astro nocturno. Las llamaron hilargiak-lunas y con el tiempo hilarriak-piedras
de difuntos.
Sea cual sea el origen de las estelas discoidales y el
porqué de una forma determinada, lo primero que llama la atención de los
estudiosos que se acercan a estos monumentos funerarios, es la enorme cantidad
que se ha encontrado en el territorio histórico de Euskal Herria, con gran
diferencia respecto al resto de países de Europa, hasta el punto de constituirse
en uno de los conjuntos más importantes del patrimonio cultural del país y referente
obligatorio de identidad del arte vasco. Y algo tuvo que aportar el elemento
autóctono en su creación para que tal
manifestación funeraria-artística haya calado tan profundamente en los usos y
costumbres de un pueblo y durante tanto tiempo. Que hoy estemos hablando de más
de 5000 estelas localizadas, más otras tantas que permanecen enterradas, rotas
o perdidas; que estemos hablando de estelas de más de 2000 años de antigüedad y
de su difusión a lo largo de la historia hasta hoy mismo, a pesar de las
prohibiciones, destrucciones, abandono y saqueos que han sufrido; que a través
de sus dibujos estemos viendo hoy la evolución de las creencias religiosas, de
las costumbres, de la escritura, del arte de un pueblo a lo largo de los
siglos, nos obliga a plantearnos una actitud de curiosidad e interés, cuando no
de admiración y respeto, cosa que no han tenido en los últimos siglos.
|