El apartado "Estelas Discoidales Vascas" es un extracto del libro "Estelas Discoidales de Euskal Herria" de Pedro Zarrabeitia. Editorial Pamiela (2011).

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jueves, 29 de mayo de 2014

Estelas Discoidales Vascas. 11 - Los Oficios


Los Oficios (Dibujos) (2006-2009). Pedro Zarrabeitia


Durante la Edad Media en Navarra y en siglos posteriores en Iparralde, especialmente en medios rurales, se ha dado la decoración de las estelas funerarias con útiles y herramientas de trabajo, como arados, tijeras, martillos, hachas, incluso armas, que desde siempre los etnólogos han asociado con los oficios de las personas allí enterradas. Como todo lo relacionado con las estelas discoidales, también esa identificación de los difuntos con los instrumentos que aparecen en las ellas, plantea múltiples preguntas. El instrumento dibujado, ¿representa a la persona, al gremio al que pertenece o es un símbolo más genérico cuyo significado se nos escapa? ¿Con qué fin se distingue a un difunto por una herramienta tan popular, por ejemplo, como una azada, si ese útil es empleado por el 90% del pueblo, incluso por las mujeres? Podía ser explicable tal identificación en el caso de un personaje destacado en el oficio, como un cantero famoso o un soldado distinguido, o bien por tratarse de oficios únicos como el herrero o el molinero del pueblo. Algunos estudiosos del tema han sugerido que la representación en las estelas funerarias de las herramientas que ha usado el difunto a lo largo de su vida, viene a ser una especie de recuerdo atávico de las ofrendas y utensilios que se incluían en los enterramientos en la antigüedad, para acompañar al difunto en su viaje al otro mundo.

La mayoría de las herramientas representadas corresponden a trabajos del campo, algo natural tratándose de pequeñas poblaciones dedicadas a la agricultura y la ganadería. Sin embargo de las decenas de oficios que se pueden dar en ese entorno sólo unos pocos tienen su representación en la iconografía funeraria.

Estela de Ospitale-pia (Z) (2006). Pedro Zarrabeitia

        Arados, podaderas, martillos, hachas y azadas, parecen acaparar el trabajo de los canteros a la hora de decorar las sepulturas. Todos los demás, o bien  se consideraban incluidos en éstos, como si fuesen distintivos de unos códigos determinados, o bien los primeros, debido a su mayor abundancia, son los que estadísticamente han ido apareciendo al paso de los siglos. ¿Dónde están representados los músicos, que tan a menudo aparecen en al imaginería de las iglesias, y los caldereros, mercaderes, escribanos, plateros, pastores, arrieros, alfareros, alguaciles, panaderos, etc. etc.? Algo similar ocurre con los oficios de mujeres, pues sólo encontramos en las estelas llaves y útiles de coser o hilar. ¿No había más oficios que los de hilandera o cuidadora de la iglesia, o estamos ante una representación simbólica del personaje femenino, del ama de casa? ¿Por qué en Navarra no se representa ningún útil específico de mujer? ¿Por qué no se generalizó esta costumbre a la mayoría de las estelas de la época, limitándose a un pequeño tanto por ciento? ¿Cómo es que no se extendió por el resto de Euskal Herria, estando, en cambio, presente en Portugal, donde abundan las estelas con decoraciones muy similares?

Dejando estas preguntas para los investigadores, lo que es interesante  destacar es que la incorporación de esta iconografía de diversos oficios en la decoración de las estelas, enriqueció sus dibujos y junto a las simplificaciones y variaciones de los monogramas de Jesús y María y al estilizado de algunas figuras humanas y de animales, contribuyó al desarrollo de un lenguaje esquemático de transmisión gráfica de conceptos, que con el paso de los años, y salvando las distancias, puede verse reflejado en los logotipos y mensajes publicitarios de hoy en día.