El apartado "Estelas Discoidales Vascas" es un extracto del libro "Estelas Discoidales de Euskal Herria" de Pedro Zarrabeitia. Editorial Pamiela (2011).

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domingo, 23 de marzo de 2014

Estelas Discoidales Vascas. 03 - Tipología y motivos decorativos



Etxalar. (Nafarroa) 2009. P.Zarrabeitia 
Disco, pie, cuello, canto, anverso, reverso, diámetro, altura, espesor, material etc., son los parámetros que definen la tipología de las estelas discoidales y que sirven a los expertos para establecer su descripción y catalogación bajo unos patrones comunes, fácilmente comparativos.

La estela discoidal “prototipo” es una piedra plana de caras paralelas en forma de disco, con un pie o vástago que sirve para ser hincada en la tierra. La zona del disco está tallada por ambos lados, a veces también el pie y el canto, con grabados incisos o en relieve.

Por lo general, el diámetro medio de las estelas vascas se sitúa en torno a los 40 o 50 cm. y sus variantes oscilan entre 20 y 90 cm. La forma y dimensiones del pie varían considerablemente, según la tipología de la estela. Las estelas antiguas utilizaban el pie, normalmente recto y terminado en punta, como parte para hincar en el suelo, dejando sobresalir únicamente el disco o en algunos casos, como en las estelas llamadas antropomórficas, también la parte del cuello y los hombros. Algunas estelas presentan la parte escondida bajo tierra de tamaño considerable. Al ir ampliándose el campo de decoración de la estela, especialmente con la incorporación de fechas, monogramas y otras inscripciones en el pie, éste fue abriéndose en forma trapezoidal y adquiriendo más altura sobre el nivel del suelo. Esta evolución dotó a la estela discoidal de la forma clásica con que se describe en las enciclopedias, como un disco con el pie trapezoidal de su misma altura aproximada. El espesor puede variar de 8 a 25 cm. El material utilizado es siempre del tipo de piedra que se localiza en las cercanías de su emplazamiento, por lo que se encuentran toda clase de formaciones rocosas, aunque las más abundantes son la arenisca, por la facilidad de su tallado y la piedra caliza, por su abundancia y dureza.

Siglos de intemperie y condiciones adversas, entre las que se encuentran las continuas agresiones que han sufrido a lo largo de los años, han llevado a  que la mayoría de las estelas hoy localizadas sufran importantes desgastes y roturas, siendo sorprendente la cantidad de estelas de las que sólo se conserva el disco, lo que muestra una clara intención de destrucción, al buscarse la rotura de la estela por la zona del cuello, su parte más débil, golpeando en la parte superior, estando el resto firmemente empotrado en el suelo.

La orientación clásica de los monumentos funerarios, mirando hacia el Este, como al parecer correspondía a los ritos de origen astral, es prácticamente imposible de comprobar en las estelas vascas, tal como se encuentran localizadas hoy en día, debido al continuo movimiento al que han sido sometidas. Lo más probable es que lo hayan estado así en el pasado, como se puede comprobar en algún remoto cementerio de la zona norte del país. El traslado de los antiguos cementerios a nuevos emplazamientos (lo que supuso, por otro lado, la desaparición de la mayoría de las “viejas” estelas), la reestructuración de los cementerios actuales, agrupando las estelas antiguas en distribuciones ornamentales y la disposición con carácter expositivo de las estelas en los museos, monasterios e iglesias, han convertido aquella disposición ritual y mágica de un pasado quizá no muy remoto en una hipótesis de estudios etnológicos.

Aunque no tan numerosas, existe un número importante de estelas que se han localizado fuera de los cementerios. En los caminos, en encrucijadas o en pleno monte, las estelas han servido, también, para rememorar una muerte violenta o señalar puntos importantes del terreno, como lindes o mojones de separación, en este caso posiblemente reutilizadas. Muchas han quedado desplazadas y aparecen en lugares dispares como las paredes de la iglesia, escalones y suelos de los alrededores o muros y firmes de los caminos.

Los grabados que decoran las estelas discoidales constituyen un amplio universo de dibujos, signos e inscripciones dignas de estudios en profundidad y multidisciplinares, dado que se producen a lo largo de dos milenios y bajo la influencia de muy diversas civilizaciones y culturas. Las principales líneas de inspiración que han guiado la labor de los artesanos de estos monumentos son tres: los motivos astrales, los símbolos cristianos y las inscripciones de nombres y fechas, todos ellos combinados con motivos decorativos que pueden ser originales o derivados de los anteriores.

El resultado es una muestra amplia y compleja, una crónica de múltiples facetas de la evolución de un pueblo a lo largo de un extenso período, que trasciende la mera consideración de sus ritos funerarios y nos aporta una serie inagotable de datos de tipo etnológico, sociológico y artístico de sumo interés para su estudio y comprensión.