El apartado "Estelas Discoidales Vascas" es un extracto del libro "Estelas Discoidales de Euskal Herria" de Pedro Zarrabeitia. Editorial Pamiela (2011).

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miércoles, 19 de febrero de 2014

Estelas Discoidales Vascas. 01 - El origen



Necrópolis de Argiñeta. Bizkaia (2007). P. Zarrabeitia


La mayoría de los expertos consideran a la estela discoidal como un monumento funerario, asociado a ritos ancestrales desde antes de nuestra Era, pero no consiguen ponerse de acuerdo a la hora de interpretar su forma, para la que existen diversas teorías. Unos consideran que este tipo de estela fue creado como representación del disco solar o lunar, símbolo de una de las creencias más antiguas de la humanidad, como es la influencia del sol, la luna y otras manifestaciones astrales en la vida de la naturaleza y del hombre sobre la tierra, con el fin de que le siga alumbrando y protegiendo en la otra vida. Otros ven la estela, especialmente aquellas dotadas de cuello y hombros, como una identificación estilizada de la figura humana, que pudiera representar la imagen del cuerpo enterrado a sus pies, buscando que su espíritu no se pierda en las tinieblas del más allá y que sea honrado y recordado. Finalmente, otros piensan que la estela discoidal fue creada como un diseño o forma geométrica perfecta y estética, fácilmente reproducible y duradera, que sirviese como localización del lugar de enterramiento y recuerdo del difunto.
Con toda probabilidad, la mayoría de las estelas en su origen participan de alguna o incluso de las tres interpretaciones, especialmente si tenemos en cuenta no sólo su forma sino su contenido. Así podemos encontrar estelas de silueta antropomorfa, con dibujos de clara inspiración solar y un diseño pleno de armonía y belleza.
La aparición de las estelas discoidales vascas más antiguas coincide con la época más confusa y desconocida de la zona que hoy ocupa Euskal Herria. Una población autóctona, en el cruce de las civilizaciones más importantes de aquellos tiempos: celtas por el norte y el oeste, iberos por el sur y el este y finalmente romanos por todas partes, hacen que los siglos anteriores a nuestra Era conviertan a nuestras estelas en jeroglíficos de difícil solución. Parece del todo imposible asegurar cuáles de los símbolos astrales de aquellos primeros monumentos eran de creación indígena o cuáles de influencia celta, ibérica o romana. De todas formas, parece ser que el intercambio con el mundo celta fue más notable, si tenemos en cuenta la importancia y similitud de las estelas del norte y oeste de la Península.
De esa época es el conocido Ídolo Mikeldi procedente del centro de Bizkaia, un claro exponente de la influencia celta, emparentado con los toros y verracos de la meseta peninsular. Es sorprendente la aportación indígena de un gran disco solar entre sus patas, que no se da en ninguna otra de las  esculturas similares. En la descripción que se hace del descubrimiento en 1864, según folleto del Museo Vasco de Bilbao, se habla de unas inscripciones indescifrables en el disco y de una espiga debajo de él para sujetar la pieza al suelo. ¿Estamos ante el primer intento de creación de una estela discoidal, o era ya el disco de piedra un monumento funerario propio de aquellas poblaciones y su aportación al gran ídolo venido de fuera?.
Para apoyar la teoría antropomorfa, es interesante constatar que las representaciones humanas de esa época, grabadas sobre piedra, lucían una cabeza totalmente circular, con siluetas similares a las de una estela discoidal, como podemos ver en las estelas tabulares de influencia romana de Iruña-Veleia y Kanpezu.
En cambio, leyendas de Zuberoa atribuyen el origen de las estelas a sus antepasados, que construyeron estas piedras redondas como pequeñas lunas de piedra, para conseguir que las almas de los difuntos no volasen hacia el astro nocturno. Las llamaron hilargiak-lunas y con el tiempo hilarriak-piedras de difuntos.
Sea cual sea el origen de las estelas discoidales y el porqué de una forma determinada, lo primero que llama la atención de los estudiosos que se acercan a estos monumentos funerarios, es la enorme cantidad que se ha encontrado en el territorio histórico de Euskal Herria, con gran diferencia respecto al resto de países de Europa, hasta el punto de constituirse en uno de los conjuntos más importantes del patrimonio cultural del país y referente obligatorio de identidad del arte vasco. Y algo tuvo que aportar el elemento autóctono en su creación para  que tal manifestación funeraria-artística haya calado tan profundamente en los usos y costumbres de un pueblo y durante tanto tiempo. Que hoy estemos hablando de más de 5000 estelas localizadas, más otras tantas que permanecen enterradas, rotas o perdidas; que estemos hablando de estelas de más de 2000 años de antigüedad y de su difusión a lo largo de la historia hasta hoy mismo, a pesar de las prohibiciones, destrucciones, abandono y saqueos que han sufrido; que a través de sus dibujos estemos viendo hoy la evolución de las creencias religiosas, de las costumbres, de la escritura, del arte de un pueblo a lo largo de los siglos, nos obliga a plantearnos una actitud de curiosidad e interés, cuando no de admiración y respeto, cosa que no han tenido en los últimos siglos.